¿Depresión en Navidad? Parecería contradictorio sentirse así en una época que es tan públicamente conocida por la paz, el amor, la alegría que genera en el mundo. O que debería generar. Para un sector importante de la población esta época es especialmente sensible. De acuerdo con los estudios del Instituto Guestalt, en diciembre crece la incidencia de casos depresivos en alrededor del 40%.
Parecería que las razones de depresión son dispersas y que dependería de la situaciones personales, pero hay algunas que son comunes: la lejanía de la familia, la pérdida del amor o de personas queridas, el excesivo gasto en regalos, el balance negativo entre las metas propuestas y los objetivos alcanzados. Entre tantas razones y miles de situaciones, hay una que es tan incoherente como este sentimiento de tristeza en la “época más feliz del año” y es la incapacidad financiera de comprar lo que las personas alegres de los comerciales compran. Nada más dañino que la comparación de la vida real con las propagandas y afiches navideños que desvirtúan el sentido de estas fiestas y las resumen en la capacidad de gasto y la felicidad obligada.
Lamentablemente la historia se ha desarrollado de esta manera y a las puertas del nuevo año, nos topamos con un tráfico infernal, con gente apurada y malhumorada en los centros comerciales y con un sentimiento de triste impotencia ante la corriente imposible de resistir del consumismo.