viernes, 11 de noviembre de 2011

Más de Cal que de Arena

Ayer soñé que en medio de la sala de la casa me juzgaron y me condenaron a inyección letal en el brazo derecho. Sentencia redactada y cumplida con la inmediata eficacia del reino de mis sueños. 

Tanta eficiencia fue, que la gente empezó a llegar de todas partes y épocas. Gente muy cercana y gente que no había visto desde el kinder. Recuerdo haber buscado a mi hermana, que se escabullía entre la multitud. Mi padre vio el reloj y dijo que ya habían pasado 45 minutos. Me puso su mirada de "no hay nada que hacer" y en voz baja me dijo que esto no le parecía nada bien. Entre otras cosas,  pensé que 45 minutos era demasiado tiempo y que ninguno de los invitados me miraba o se daba cuenta de que esa fiesta era en mi honor. O en mi deshonor.

Me desperté arropada por la sensación de que algo se me quedó en ese juicio y que la inyección que no funcionó era una segunda oportunidad. 

Este noviembre se cumplen 4 años desde que empecé a escribir artículos para la página web de Radio Visión en Quito, que la titulé "Más de Cal que de Arena". Michelle Oquendo me extendió esa generosa invitación y mis palabras se exhibieron en el Segmento "Desde mi Visión". Fue uno de mis mejores sueños hecho realidad.

Me encanta leer y me hubiera gustado ser escritora, pero mi (de)formación académica y el trabajo que elegí no me han brindado muchas ocasiones más allá de memorandos, cartas y por supuesto cientos de e-mails que pelean por parecer más importantes en las bandejas de entrada.

¿Y por qué ese título? Fue un nombre derivado de la conocida frase “Una de cal y otra de arena”, frase que venía discutiendo con mi esposo Danilo mientras manejaba de regreso a casa, en aquellas épocas cuando trabajaba más de lo que debía. 

¿Y cuál es lo bueno, la cal o la arena? No sé, creo que la cal, dijo Danilo luego de que me miró como diciendo “Que pregunta más ocurrida”. Aunque la arena nos puso a pensar en la playa, nos pusimos creativos y acordamos que la cal es lo bueno porque tiene más usos, porque es más elaborada y finalmente porque es más escasa que la arena. “Y así es la vida”, quedamos de acuerdo.

En cierta manera, así es la vida, cosas que parecen buenas, pero no resultaron ser; cosas que parecen malas, pero que son lo mejor que nos pasaron. Cosas que nos gustan y cosas que nos hacen infelices pueden ser la cal o la arena de la vida. En realidad son únicamente circunstancias y el cómo las escribamos en nuestra historia dependerá de la actitud que asumamos frente a ellas. 

Aunque no sé si el químico más hábil ya ha convertido la arena en cal o al revés, nosotros sí podemos escoger pensar de manera positiva y conseguir que la tragedia se de la vuelta y nos muestre su cara cómica. “Pero la arena es necesaria también”, los momentos difíciles nos llevan a mejorar, a reflexionar. La mezcla de cal y arena hace que nos sintamos vivos y con retos que superar. 

Otra oportunidad para sentirme como "cal viva", vino de manos de Mercedes y Caridad Vela, a través de la Revista Clave!. En este caso utilicé también mis conocimientos y contactos para lograr empatía con los entrevistados y estructurar los artículo de manera coherente para el lector que busca información especializada. 

Me encantó. Fueron muchos meses pero pocos años que me sentí en el techo del mundo. Como cuando me meto a la cocina por horas y hago algo que comparto con los invitados. Y les encanta y me preguntan la receta y se la repiten. (Eso faltó. Debí haber cocinado algo en el sueño de ayer)

Estas experiencias felices fueron interrumpidas de manera un tanto violenta cuando, en enero de 2009, cargué mi vida en dos maletas y aterricé en otro país. He conocido nueva gente, nuevos paisajes, nuevos retos y muchas emociones que me han tenido mezclando cal y arena todos los días. Aburrido no es. 

Sin embargo, a pesar de haber avanzado en el arte de la construcción a distancia y haber estudiado un postgrado en labores domésticas, que indudablemente han colaborado en el aparecimiento de nuevas psicopatías; esta noche he decidido volver a escribir. No solo por la necesidad de compartir lo que escribo sino por la profunda ansiedad que siento al no hacerlo. Las telarañas se acumulan en la cabeza y los pensamientos vuelan incontrolables como plástico al viento. Para muestra un botón. 

El 11-11 está próximo a terminar y yo también. Mañana es un gran día, 24 nuevas horas en las que tendremos miles de oportunidades de escoger como las construiremos en recuerdos. Este es un gran reto que esta vez no viene de ninguna otra mano sino de la mía. De mi mano y de miles de mariposas en el estómago. Hasta la próxima. 

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