viernes, 28 de noviembre de 2014

A las oportunidades las pintan calvas


Hasta la saciedad he oído el consabido comentario de que en japonés, la palabra Crisis se escribe igual que Oportunidad, lo que implícitamente describe la tenacidad del pueblo nipón para superar las adversidades y transformar los recursos con los que cuentan en las necesidades del resto del mundo. En todos los talleres y charlas sobre economía lo han dicho y se me ha quedado grabado, al igual que las “oportunidades las pintan calvas”, aunque al principio de este artículo no sepa a lo que se refiere dicha frase.
En fin, todo el tema de las oportunidades no terminó siendo más que una expresión trillada de sobremesa, hasta que heme aquí, con la vida en dos maletas, en un país diferente y con una hija que tiene una nacionalidad diferente del resto de la familia. Aquí se habla mucho de crisis económica, de crisis inmobiliaria, pero en el poco tiempo en el que estado viviendo y haciendo compras, pude experimentar de primera mano el que la crisis sea una moneda de dos caras.
A pesar de cualquier crisis, las personas han seguido, siguen y van a seguir comprando. Tal vez no lo que usualmente compraban y algunos capaz que han reducido el consumo, pero lo más probable es que hayan modificado sus hábitos por otros más asequibles o que les brinden mayores bienes o servicios por el dinero que gastan. La oportunidad aparece entonces, para la creatividad de quienes producen nuevos artículos que aprovechan este entorno aparentemente negativo. Igual está sucediendo en el área inmobiliaria, nos hemos encontrado con muchas viviendas que han perdido su “valor” monetario en el mercado, pero que ahora pueden ser compradas por quienes antes no podían hacerlo por su “burbujeante” elevado precio.
Mis circunstancias también podrían ser consideradas en crisis, pero puedo perder la oportunidad de estar viviendo un episodio único y gratificante. En los últimos años me he encontrado más de una vez protestando por una vida muy planificada, muy resuelta, corriente hasta cierto punto. Que me hace falta algún desafío, alguna vez pensé, que me brinde la ocasión de renovar y me repare la ilusión que a veces se disuelve en la rutina. Supongo que “hay que tener cuidado con lo que se desea”, pero puedo elegir ahora vivir como si hubiera sido despojada de algo o como si tuviera la inusual posibilidad de empezar desde cero y hacer lo que siempre he querido, en lugar de lo que siempre he debido. La pregunta debe ser entonces ¿qué es eso que quiero?

Mientras sigo pensando y viviendo mi aventura personal, comparto con ustedes la historia de una diosa de la mitología romana llamada “Ocasión”. De belleza sin igual, solía pasearse desnuda sobre una rueda y su principal característica era su abundante cabellera en la parte frontal de su cabeza, que contrastaba con la falta total de ella en su parte posterior. Al ser impulsada también por las alas de sus pies, era imposible de ser atrapada por detrás, debido a la gran velocidad con la que pasaba y a la calvicie de su cabeza. La única manera era esperarla de frente y tomarla de los cabellos. O eso es lo que dicen. Hasta la próxima.

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